jueves, 17 de enero de 2008

Tostadas al estilo La naranja mecánica


Mencionar el nombre de Stanley Kubrick es lo más parecido a saborear entre los labios el sonido de un dios, aunque sea del cine. En toda su filmografía no hay una sola obra que merezca recibir el simple calificativo de mediocre. Son casi una decena de obras de arte de joyas que suponen la cima en cada uno de los géneros que trata. En el caso e La naranja mecánica el mérito del director es doble, a su habitual excelencia técnica hay que sumarle la habilidad para inventar un género nuevo, un mestizaje entre la realidad social, la ciencia ficción, el cine policiaco. En resumen, una crónica de los efectos de la ultraviolencia. Hubiera estado bien aprender las recetas del molko-bar, pero es imposible acceder a ella. No obstante, una de las primeras imágenes que aparecen en la vista cuando mencionamos el título es el salón de Alex, con sus padres compartiendo el desayuno con el hijo postizo que han buscado para sustituir la ausencia de primogénito, un verdadero delincuente juvenil. Álex sólo dice: "Papimami, ¿quién está crunchi-crunchi tostadas en el salón?".
Para hacer tostadas sólo es necesario coger una rebanada de pan, colocarla en el tostador o e una sartén con un poco de mantequilla y esperar a que el pan quede ligeramente endurecido.

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